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 Nota facilitada por: Rocío




 

¿CUÁNDO APRENDEREMOS
DE LAS LECCIONES POSITIVAS?

El ombligo de Venus
Edith González Fuentes
19 de abril de 2007

Tomemos el avión de la imaginación hasta España, país que en pocos años se convirtió de exportador de mano de obra en importador; ¿cómo fue? Dicen las buenas lenguas que en los años 70 la economía de México era más avanzada que la de esa nación. ¿Qué pasó?

El 15 de junio de 1977 se realizaron en España las primeras elecciones democráticas después de la era de Franco.

Meses antes, la situación era verdaderamente compleja y complicada. Conflictos laborales, sociales, la violencia de ETA, entre otras organizaciones, sumados al problema de los nacionalismos, el proceso de legalización de los partidos políticos, y una situación económica catastrófica.

En medio del caos, el 17 de marzo, Adolfo Suárez, presidente designado por Juan Carlos I de Borbón para guiar la transición a la democracia —en lugar de echarle más fuego a la hoguera—, promulgó el decreto de amnistía para los presos políticos; en abril legalizó los sindicatos y al Partido Comunista español. Éste reconoció a la monarquía.

En el periodo que se describe, se dieron muchos más cambios con rumbo a la democracia, como desaparecer el símbolo falangista del “yugo” y las “flechas”, de toda España.

También pudo sortear con éxito la renuncia del ministro de Marina, que había generado una crisis institucional, dada la solidaridad para con el renunciante de parte de los altos mandos de la Armada.

El 4 de julio de 1977, Adolfo Suárez juraba nuevamente ante el rey el cargo de presidente de Gobierno, junto a sus nuevos ministros. Convocó a todos los grupos parlamentarios a la firma de los Pactos de Moncloa para hacer frente a la grave crisis económica.

Juan Carlos I de Borbón, rey de España desde el 22 de noviembre de 1975, fue ratificado en ese cargo por referéndum popular en diciembre de 1978.

En su reinado se aprobó la Constitución española y desautorizó el golpe de Estado en 1981, con lo que terminó la insurrección y quedó consolidada la democracia.

Que importante fue que el rey renunciara a proseguir o encabezar una dictadura, para convertirse en uno de los principales promotores de la implantación de una constitución y del régimen democrático. De hecho, todo estaba preparado para que él asumiera el control del Estado —sería el franquismo sin Franco.

En dos ocasiones, siendo simplemente don Juan Carlos de Borbón, había asumido interinamente la jefatura del Estado por enfermedades de Franco. A la muerte de éste, fue proclamado rey de España. Gracias a su influencia, se suprimió toda participación política de la Corona, para que el país se convirtiera en una monarquía parlamentaria de corte europeo occidental.

No deja de preocupar la actual ofensiva de la derecha intolerante en aquel país; confiemos en que las fuerzas políticas y los ciudadanos tendrán la sabiduría de conservar la democracia.

Lo acontecido en España pudiera servir de ejemplo para nuestro querido país. Necesitamos con urgencia estadistas de esa talla para que México acuerde un proyecto nacional; de esa calidad de líderes, para que todas las fuerzas políticas y los ciudadanos indiquemos el rumbo a seguir y que, además, se respete en la acción lo acordado.

No podemos seguir con parches por aquí y por allá, con reformas que no respondan a objetivos concretos, con tanto escándalo de corrupción. No copiemos. ¡Aprendamos de las lecciones positivas!

Un breve parpadeo: se cumplen 10 años sin la presencia física de Heberto Castillo. Él defendía la idea de que no se exportara petróleo crudo y se vendieran productos con valor agregado. Que el oro negro, además de ser fuente de energía, es materia prima, deberíamos racionalizar su uso.

No le hicieron caso, las reservas están en peligro y el nombre de Heberto Castillo está plasmado con letras de oro en el Palacio Legislativo ¿Cuándo aprenderemos?

El Universal (19 de Abril de 2007)
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