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 Nota facilitada por: Rocío




 

UNA HEROÍNA MUY SINGULAR

El ombligo de Venus
Edith González Fuentes
06 de Septiembre de 2007

En una de mis recientes entregas, revivimos con Leona Vicario una importante parte del movimiento de Independencia. Descubrimos que su actividad fue valiente, amplia, profunda.

PRIMERA PARTE

Desafortunadamente, en los textos sólo se le menciona de pasadita como heroína del movimiento independentista sin mencionar sus méritos y alcances.

Suerte similar corre Josefa Ortiz de Domínguez. Nos enseñan que se reunía con los insurgentes y que mandó avisar a Ignacio Allende que la conspiración había sido descubierta.

Valladolid, hoy Morelia, vio nacer a esta rebelde, recia y hábil mujer el 8 de septiembre de 1768, en el seno de una familia de españoles de clase media.

Fue bautizada con el nombre de María de la Natividad Josefa Ortiz Girón por sus padres, Juan José y María Manuela. Su hermana, María Sotero, se hizo cargo de la educación de nuestra heroína, pues quedó huérfana a corta edad.

Se trasladaron a la ciudad de México donde doña Josefa ingresó al Real Colegio de San Ignacio de Loyola, mejor conocido como el Colegio de las Vizcaínas, en donde, además de ser educada en cuestiones que en esa época eran consideradas propias de una señorita de su clase social: bordar, coser y cocinar, aprendió a leer y escribir y nociones de matemáticas.

A esa escuela era visitante asiduo el que sería su esposo, Miguel Domínguez, quien según se cuenta, quedó prendido de la juventud y modestia de Josefa desde su primer encuentro. María Sotero sacó de la escuela a su hermana con tal de impedir la boda, pero el destino pudo más y la pareja contrajo nupcias cuando la novia cumplió 22 años.

Procrearon 12 hijos, cuatro hombres y ocho mujeres; además doña Josefa crió a otros 2 niños de su esposo, que ya era viudo.

Miguel Domínguez tuvo buenas posiciones en la secretaría de la Real Hacienda y en la oficialía del virreinato de la Nueva España.

Su amistad con el virrey Félix Berenguer de Marquina le valió el importante nombramiento de corregidor de Querétaro, a partir de 1802.

Por cierto, los maestros mencionan, al hablar del matrimonio Domínguez, la palabra corregidor o corregidora y nos quedamos con la duda acerca de su significado.

Se trataba de una especie de alcalde que, de acuerdo con cierta legislación municipal, nombraba libremente el rey en algunas poblaciones importantes para presidir el ayuntamiento y ejercer varias funciones gubernativas.

En la ciudad de Querétaro, los señores Domínguez se mostraron siempre como un buen matrimonio, despertando las simpatías de la sociedad queretana.

Doña Josefa, además de atender los asuntos domésticos, demostró sumo interés por los problemas de los criollos, con los que se identificaba por ser descendiente de españoles.

Las Reformas Borbónicas de corte económico y administrativo del último tercio del siglo XVIII, llevadas a cabo a nombre de la corona española por el visitador José de Gálvez, consolidaron el poder y control de España sobre la colonia y la costumbre de que fueran sólo españoles nacidos en la península los que ocuparan los más importantes puestos de la administración pública virreinal y del ejército, quedando los criollos (españoles nacidos en la Nueva España) restringidos a puestos y actividades secundarias.

En las tertulias opinaba a favor de la justicia y se hacía eco de las reivindicaciones de los indios que vivían en condiciones de miseria. Con diversas acciones intentó que se respetaran sus derechos y aprovechando la posición de su esposo, llevó a cabo numerosas obras de caridad.

El Universal (06 de Septiembre de 2007)
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