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 Nota facilitada por: Mafer




 

EL PRIMER CONGRESO FEMINISTA

El ombligo de Venus
Edith González Fuentes
29 de Noviembre de 2007

“A los que nos acusan de que queremos salirnos de nuestra esfera, respondemos que nuestra esfera está en el mundo…

La mujer está en todas partes porque representa más de la mitad del género humano y su vida está íntimamente ligada con la otra mitad… la esfera de la mujer está, por lo tanto, donde quiera que esté la del hombre; es decir en el mundo entero”. (Hermila Galindo).

El Primer Congreso Feminista de Yucatán, como mencionamos en entregas anteriores, fue alentado políticamente por Salvador Alvarado (libertador de campesinos mayas, recordado como el gobernador que más cambios ha realizado en pro de Yucatán). Las mujeres que en condiciones difíciles —basta mencionar que la etapa armada y política de la Revolución Mexicana tenía en ese momento una álgida actividad, aunque también es justo mencionar que en Yucatán la situación militar fue fácilmente controlada por Alvarado— organizaron con gran imaginación el congreso para que 700 de ellas discutieran sus problemas sin intermediarios, sin iluminados que pensaran por ellas, fueron Consuelo Zavala, Dominga Canto, Adolfina Valencia de Ávila, María Luisa Flota, Beatriz Peniche, Amalia Gómez, Piedad Carrillo Gil, Isolina Pérez Castillo, Elena Osorio, Fidelina González, Candelaria Villanueva, Lucrecia y Adriana Badillo, Rosina Magaña y Consuelo Andrade.

Las principales conclusiones del congreso fueron:

“Que en todos los centros de cultura se hiciese conocer a la mujer, la potencia y la variedad de sus facultades y la capacidad de la misma para ocupaciones, hasta este momento, desempeñadas por el hombre.

“Que se gestione la modificación de la legislación vigente, para otorgarle a la mujer más libertad y más derechos, para que pueda, con esa libertad, escalar la cumbre de nuevas aspiraciones.

“Inculcar en la mujer elevados principios de humanidad y solidaridad.

“Que se eduque a la mujer intelectualmente, para que puedan hombre y mujer completarse en cualquier dificultad y el hombre pueda encontrar siempre en la mujer, un ser igual a él.

“Que la mujer del porvenir pueda desempeñar cualquier cargo público, pues no habiendo diferencia alguna entre su estado intelectual y el del hombre, es tan capaz como éste de ser elemento dirigente de la sociedad”.

“Además se consideró la idea de dar el voto a la mujer al reconocer su papel en la sociedad en un nivel de igualdad ciudadana.

“A principios del siglo XX se debatía en México cuál debía ser el desarrollo intelectual femenino permitido, para que las mujeres no descuidaran sus funciones históricas. La cuestión tiene una respuesta certera y equilibrada aunque todavía notamos rezagos conservadores y subordinados, pero dadas las complejas condiciones sociales podemos decir que existe claridad de objetivos y sobre todo no se lincha al género opuesto, se exige igualdad ciudadana en todos los aspectos y su preparación para la vida del progreso y las funciones públicas.”

Hemos observado que la participación de la mujer en la Revolución Mexicana no fue una cuña, o algo exótico. Respondió a la necesidad de darse otra vida, de despojarse de la sumisión para obtener la igualdad en todas las dimensiones de lo personal y social; la historia de bronce y la historia alternativa quedan en deuda con la mujer, parece que comparten la opinión de Andrés Molina Enríquez “… en los estados sociales que se tienen por más adelantados, el feminismo es un verdadero absurdo, ya que la misión de las mujeres reside en la reproducción.”

Se gestó además la inserción de la mujer en la actividad laboral retribuida como algo regular, pues, sin que se notara diferencia alguna con los hombres, ocuparon puestos de trabajo en fábricas, servicios y en el campo debido a que los hombres partieron a los “cocolazos”, ya sea por convicción o por la leva; la superioridad masculina pasó al nicho de las leyendas.

A la fecha, las cifras del maltrato físico y sicológico y las secuelas que padecen las mujeres son escalofriantes. A diario nos enteramos de problemas de discriminación, de abusos, ahí están los reportajes de la explotación que sufren las mujeres migrantes en Tijuana. En cada punto del territorio nacional falta demasiado por hacer, por lograr, en un proceso de avances y retrocesos, de una lucha que parece no tener fin. El PLIS lanza un reto: menester es incluir en los festejos del bicentenario y del centenario una torre de justicia para las mujeres.

“Marieta, no seas coqueta, porque los hombres son muy malos, prometen muchos regalos y lo que dan son puros palos.”    Marieta. Samuel M. Lozano

“Las mujeres de mi tierra no saben ni dar un beso, en cambio las mexicanas hasta estiran el pescuezo.”La Cucaracha.    Dominio popular

Un breve parpadeo: ¡Ah qué legisladores!, obtienen gastos médicos —aparte del seguro privado que ya se pagan a costa del erario— por miles y miles de pesos. Las justificaciones y pretextos que exponen sólo demuestran que atropellan la equidad con otros servidores públicos, esa equidad que es principio fundamental para que exista justicia. Los ciudadanos deberíamos exigirles que dejen de otorgarse esas canonjías y acudan al ISSSTE con todo y sus familiares o en su defecto que tomen por su cuenta el seguro de gastos médicos mayores.

El Universal (29 de Noviembre de 2007)
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